PUNTO DE PARTIDA
LA FASCINACIÓN
“Durante el verano y el invierno, estuve marcando caminos que no me llevaban a ninguna parte; excavando senderos ciegos que son como túneles bajo tierra, al estilo de los que fabrican los topos olfateándolos, olisqueándolos, cavándolos a ambos lados con sus manitas, leyendo la tierra como la palma de su mano. La corriente del deseo estaba bajo tierra y era fría. El amor me dio un baño de sol. Había sido subterránea durante demasiado tiempo. Yo no lo sabía, pero el río se estaba moviendo hacia la superficie. Había un espacio, un hueco, una apertura, y tú estabas ahí. El río explosionó de su canal secreto, y tú estabas ahí. Me tropecé contigo” (Del relato corto de Jeanette Winterson, “The White room”).
La fascinación ofrece una rendija de luz inesperada, un foco resplandeciente en medio de la oscuridad.