La elipse de lo nuestro

DENTRO DE LA ELIPSE

LA ELIPSE DE LO NUESTRO

Pilar 1. Círculos concéntricos

El foco del Yo y el foco del Tú confluyen en la elipse de lo Nuestro. En ella, el juego de tres círculos lo mueve todo. Son el círculo de la sensibilidad, el círculo de la sensualidad y el círculo de la sexualidad. La mejor manera de trabajarlos es entenderlos como círculos concéntricos. En las relaciones que se alargan en el tiempo, el impacto de estos círculos se multiplica si se empieza trabajando los espacios de sensibilidad con tu pareja, sobre ellos se desarrollan espacios de sensualidad, y se termina en los de sexualidad. Se puede jugar con ellos de múltiples maneras, pero, colocando la sensibilidad en el centro, los efectos son mayores (Inspirada por una conversación con Enrique Baca)

Pilar 2. Ficciones

El foco del Yo y el foco del Tú confluyen en la elipse de lo Nuestro. Esa elipse se sostiene con ficciones construidas y ficciones aceptadas. Son “mentiras poderosas”. El amor nos motiva a presentar la mejor versión de nosotros mismos, y nos lleva a recibir una versión mejorada de otra persona. Al hacerlo, estamos tratando de vivir por encima de lo que somos, de nuestras limitaciones, y de construir y ofrecer algo mejor. Aceptar esas “mentiras “que nos presentan y que presentamos en nombre del amor, esas ficciones, te lleva a vivir en la posibilidad. Actuar “como si…” te transforma. Aunque también debemos aceptar que en ocasiones esas “mentiras” deben abandonarse para evolucionar. Las relaciones transcurren en un flujo continuo, se inventan y reinventan sin parar. “Cualquier relación a largo plazo que tiene éxito es realmente un mito que dos personas crean juntas…y los mitos se construyen sobre mentiras. Y hay generalmente alguna semilla de verdad en ellas” (Dan Savage)

Pilar 3. Rituales

El foco del Yo y el foco del Tú confluyen en la elipse de lo Nuestro. Esa elipse se construye con rituales compartidos, que enriquecen la memoria de una relación. Los ritos, como los mitos, ayudan a integrarnos en una historia mediante prácticas asociadas que la fortalezcan. Se trata de construir una narrativa sugerente y sostenerla con detalles (por ejemplo, objetos que nos recuerden momentos disfrutados, o gestos y costumbres diarios). Esto nos permite convertir una experiencia concreta, presente, que se ha disfrutado en un símbolo, una experiencia representada, que podremos evocar en diferentes momentos para alimentar la memoria compartida. Los rituales requieren una actitud proactiva y generosidad. Tenemos que evitar la contabilidad mental (llevar un diario de cuentas para lo que damos esperando su devolución) y dar a lo Nuestro de forma activa para fortalecer lo que compartimos. Los pequeños detalles trabajados de forma recurrente marcan la diferencia (Inspirada por Karen Armstrong y Confucio)

Pilar 4. Momentos pequeños

El foco del Yo y el foco del Tú confluyen en la elipse de lo Nuestro. Desde el interior de esa elipse, surge una pregunta: ¿cómo estás viviendo tu vida diariamente? Es importante que creemos un espacio compartido donde podamos florecer. Construido en el aquí y ahora, según cómo interactuamos. Un espacio que se trabaja a través de las pequeñas acciones. Tejiendo, enlazando todo a nuestro alrededor. Las decisiones que tomamos ante cada situación afectan al devenir de nuestra relación. En sus “Analectas”, Confucio nos aconsejaba entrenarnos para responder bien a los momentos pequeños. Estos momentos son los que marcan la diferencia. Lo que haces en un momento afecta a lo que nace a continuación. Un momento concreto que surge fracasa o da frutos según nuestra actitud ante él. “La manera en la que pasamos nuestros días es la manera en la que pasamos nuestras vidas” (Annie Dillard)

Los cuatro jinetes predictores de la ruptura

El foco del Yo y el foco del Tú confluyen en la elipse de lo Nuestro. Dentro de ella, determinadas señales nos advierten de que estamos descuidando nuestra relación. John Gottman es un psicólogo mundialmente reconocido por su trabajo sobre la estabilidad marital y la predicción del divorcio. En el Instituto Gottman se estudian las emociones, la psicología de los miembros de la pareja y la comunicación entre ellos. De las conclusiones de su trabajo se deriva que hay cuatro comportamientos que aumentan exponencialmente las posibilidades de que se produzca una separación. Los conocen como “Los Cuatro Jinetes”. Son el amurallamiento (la actitud defensiva), la indiferencia, la crítica destructiva, y el desprecio (el más dañino de todos). Y trabajan con antídotos para frenar su influencia. Estos cuatro indicios, cuando no se detectan ni se les ponen remedio, nos sacan de la elipse. Son la antesala de la ruptura.