La primera obra teatral que estrenó Lorca, el “Maleficio de la mariposa”, es la historia de un amor imposible entre una cucaracha y una mariposa blanca, con sus alas rotas. En el prólogo, el poeta la presenta de la siguiente manera:
“La comedia que vais a escuchar es humilde e inquietante, comedia rota del que quiere arañar a la luna y se araña su corazón”
En medio de una pradera donde viven tranquilamente animales de diferente tipo, en un mundo en el que se ama “por costumbre y sin preocupaciones”, de pronto sucede el amor. Y lo trastoca todo.
En los comienzos de la escena V del acto segundo, se recoge el siguiente diálogo:
GUSANO 3
Nunca comprenderemos
lo desconocido.
Ya se ha apagado mi luz;
estoy viejo y marchito,
y no vi descender
de la rama el rocío
GUSANO 2
Brotará de la tierra.
GUSANO 3
Un viejo sabio ha dicho:
«Bebed las dulces gotas,
serenos y tranquilos,
sin preguntar jamás
¿de dónde habrán venido?»
GUSANO 1
Endulzan el amor
esas gotas
GUSANO 3
Los viejos
sabemos que el amor
es igual que el rocío.
La gota que tú tragas
no vuelve sobre el prado.
Como el amor, se pierde
en la paz del olvido.
Y mañana, otras gotas
brillarán en la hierba
que a los pocos momentos
ya no serán rocío.
En esa pradera en la que, un día, acontece el amor, los gusanos cantan al momento presente, alaban a quien bebe lo que recibe a diario, como la hierba a la que el rocío envuelve y lo celebra sin cuestionarlo. El amor se nos escapa de las manos, al igual que las gotas de rocío.
En el libro “Amores elípticos”, recojo una serie de claves para afianzar nuestras relaciones. Una de ellas es la de tomar conciencia de la vulnerabilidad del amor. El amor nos invita a transformar la mirada, a reconocer la valía de lo que estamos viviendo y a darle el cuidado que merece. Amar, por tanto, es valorar; otorgar valor a lo que, sin ese reconocimiento, pasa desapercibido.
Composición: @martardecastro