BlogEl pulso del pensar

El olvido del Tú

En el libro “Amores elípticos” dibujo los tres espacios fundamentales que conviene cultivar para vivir relaciones amorosas significativas: el Yo (la persona que soy), el Tú (la persona que descubro al compartir vivencias con ella) y el espacio compartido de lo Nuestro. El descuido de alguno de estos espacios influye en el devenir de las relaciones. En los inicios del viaje que emprendí para escribir el libro, estaba convencida de que el espacio del “Yo” era el punto de partida. El subtítulo del libro así lo indica: “Yo. Tú. Lo nuestro”. Un Yo posicionado, fuertemente instalado, que se conoce y cuida de sí mismo, se abre a la experiencia del Tú de una manera sana y fruitiva. A medida que avancé en la investigación del libro y que amplié las conversaciones en torno a él, me di cuenta de que el espacio del Tú tenía una importancia radical, mucho mayor de la que imaginaba en los inicios. Pero no de la manera en que pensaba cuando empecé.

“Amores elípticos” habla, entre otras cosas, de los peligros de construir un Yo desde la demanda o desde el asalto, que olvide el misterio del Encuentro, y considere el Tú como objeto de apropiación. Los celos o la actitud posesiva son manifestaciones de esa enfermedad del Yo, que considera el mundo, y quienes lo habitan, como instrumento al servicio de sus necesidades. Nadie ha venido a este mundo a cubrir mis expectativas y anhelos o mis carencias o mi vacío interior. Las personas tienen una vida peculiar y propia, que pide ser, realizarse, al margen de mis reclamaciones. Quiero analizar el fenómeno del Tú en la experiencia amorosa. Pero no voy a emplear las metáforas de la negociación, del acuerdo o del trabajo en equipo para hacerlo. Ni las de los límites o linderos. No deseo profundizar en la idea de dos prados vecinos conviviendo en armonía desde sus trabajadas cercas, y compartiendo espacios comunes como ríos, pozos o montes mancomunados. Por muy civilizada que sea esta convivencia.

Voy a acudir a una reflexión del escritor y sacerdote José Antonio Pagola. Partiendo de un versículo del Evangelio de San Marcos, Pagola señala que la pregunta fundamental que lanza Jesús a quienes lo siguen es: “¿Quién soy Yo para vosotros?”. Planteada de esta manera, la pregunta espera que entables una relación personal, que emprendas una búsqueda de una respuesta a esa pregunta desde tu experiencia única, diferencial. Esa pregunta no busca que creas en algo, sino en alguien: en un camino, en una trayectoria. Que confíes en ese alguien. En este caso, en la figura de Jesús y en lo que fue. En su vida (1).

La pregunta de Pagola me parece una pregunta poderosa, que puedo extrapolar al campo de las relaciones amorosas. El encuentro con el Tú se vuelve significativo y transformador cuando la pregunta que me hago frente a la persona que amo es la siguiente:

¿Quién eres Tú para mí?

Es decir: ¿cómo veo mi vida en relación contigo? ¿Cómo me veo dentro de la experiencia de amarte a ti en concreto, a quien eres, a quienes somos cuando nos relacionamos? ¿Qué dibujo surge del encuentro de la persona que creo ser, que digo ser, en relación contigo? ¿Cómo es ese campo de lo Nuestro que se dibuja contigo, solamente contigo? El que surge del encuentro de quien soy con la persona que he decidido acoger en mi vida: Tú. ¿Qué sucede en mi vida por amarte a ti precisamente, en este momento vital, con nuestras circunstancias y nuestro carácter?

Creo que es importante iniciar un viaje en torno a esta pregunta. Reflexionar sobre el impacto concreto que tiene sobre nuestra vida esa persona, su significación. ¿Qué sucede con mi mundo cuando se abre a ese Tú, qué impacto tiene en mí?

Pero,para poder explorarla, tengo antes que conocer lo que el filósofo Max Scheler denomina mi “Ordo amoris”. La manera en la que tengo ordenado mi amor.  Él parte de otra pregunta radical, de esas que abren todo un mundo de posibilidades:

¿Cómo tengo ordenados mi amor y mi odio?

La lectura del libro de Scheler me ha llevado a profundizar en el conocimiento de la manera en la que mi corazón ordena su amor, su forma de amar. Y mis conclusiones han sido tan contraintuitivas como las que surgieron de la investigación de mi libro: para conocer mi manera de amar, para profundizar en mi Yo amoroso, debo mirar hacia el Tú de quien digo amar. Por eso comienzo por la pregunta del Tú.

En el siguiente post reflexionaré sobre algunas de las claves que proporciona el libro de Scheler para poder trabajar nuestro «Ordo amoris»

María Teresa Rodríguez de Castro

Composición de @martardecastro

BIBLIOGRAFÍA

(1) Pagola, José Antonio. “Jesús, maestro interior 1. Introducción: lectura orante del evangelio”. PPC editorial, Madrid, 2019

(2) Scheler, Max “Ordo amoris”. Traducción de Xabier Zubiri. Caparrós editores, Madrid, 1996